La inyección de aluminio y zamak , así como de otros metales, aunque presenta una forma de trabajo similar a la inyección plástica, consta de un proceso de fabricación un poco mas riguroso, dado que el estado de la materia a fundir debe estar en las condiciones ideales para ser alimentada a las cavidades del molde.
En esta técnica, el molde no se destruye en cada inyección, es permanente, y se desarrolla en aceros especiales para trabajo en caliente.
El principio que emplea este proceso de inyección de aluminio y zamak es la fundición de alta presión, la cual hoy en día representa alrededor del 50% de toda la producción de fundición de aleación ligera, mientras la fundición de baja presión representa alrededor del 20% de la producción y su uso es para piezas de características mecánicas exigentes.
El equipo de inyección de aluminio y zamak consta de dos platos verticales en las que se ubican los porta-moldes que sujetan las mitades de la matriz. Un plato fijo y el otro dispone de movimiento para el desmoldeo de la pieza.
Una cantidad dosificada de metal se vierte en el contenedor y luego introduce en la cavidad del molde utilizando un pistón accionado hidráulicamente.
Una vez que el metal se ha solidificado, el molde se abre y se retira la pieza inyectada. En este proceso, se deben tomar precauciones especiales para evitar inclusiones de gases que causan ampollas durante el tratamiento térmico o soldadura del producto de fundición
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